Cómo preparar el coche para el frío

Ventanas cubiertas por hielo, puertas bloqueadas por la escarcha, neumáticos que no responden bien en el frenado… estos son solo algunos de los efectos que tiene el frío en nuestro coche. Así es, desde la batería hasta las cerraduras, sin olvidar las gomas de las juntas de las puertas y los limpiaparabrisas, todos estos elementos requieren un chequeo preinvernal y unas precauciones básicas que nos permitirán evitar sorpresas desagradables. Veamos cómo preparar el coche para el frío.

Cómo preparar el coche para el frío

5 consejos para preparar el coche para el frío

1. Cambiar los neumáticos

Puede parecer una tontería en un país como España, donde, salvo en las regiones montañosas, apenas hay nieve o hay poca, pero en cuanto las temperaturas descienden por debajo de los 7°C, nuestros neumáticos de verano empiezan a reaccionan mal. Se endurece la goma y aumenta la distancia de frenado, debido a la falta de agarre en suelo mojado o incluso congelado. También debemos tener en cuenta el uso que les hayamos dado en verano. En función de cómo haya sido la conducción en los meses de calor, el desgaste de los neumáticos puede notarse considerablemente y llegar a suponer un peligro.

Para mejorar las condiciones de conducción, es útil cambiar entre finales de octubre o principios de noviembre a neumáticos de invierno. En esta época, muchas marcas hacen ofertas para este tipo de neumáticos, que podemos aprovechar aunque todavía no haya llegado el frío. Así evitaremos pagar más cuando las temperaturas sean realmente invernales.

Depende de la zona de la península en la que vivamos, también podemos optar por usar durante todo el año neumáticos de cuatro estaciones, que están diseñados para soportar condiciones más duras y son una alternativa perfecta a los neumáticos clásicos.

2. Revisar la batería

La batería es una parte vital del funcionamiento de nuestro coche y es en muchas ocasiones la causante de averías que nos dejan en el arcén. Su vida media es de aproximadamente 150.000 km, o de 4 a 5 años para un vehículo de ruedas grandes, así que es importante tener en cuenta nuestro kilometraje y cambiarla si empieza a fallar, antes de que deje de funcionar por completo y nos deje tirados en medio de la carretera.

No hay que olvidar que el frío y la humedad son los peores enemigos de las baterías y que los cambios de temperatura aceleran su desgaste.

3. Usar productos anticongelantes

El líquido refrigerante para el limpiaparabrisas es esencial en algunas zonas especialmente frías a la hora de preparar el coche para el frío. No obstante, hay que tener cuidado y no usar cualquier cosa.

Existen productos limpiaparabrisas especiales de invierno (de color azul), fabricados específicamente para soportar el frío extremo. Son preferibles aquellos sin metanol, que es tóxico por ingestión. Si usamos agua desmineralizada, habrá que agregarle un líquido anticongelante adecuado. De lo contrario, las líneas y salidas del líquido limpiaparabrisas pueden congelarse o incluso explotar. También es importante evitar a toda costa las mezclas caseras de agua y jabón que, en algunos casos, pueden resultar corrosivas para las gomas de los limpiaparabrisas a largo plazo y provocar su congelación.

Si somos propietarios de un automóvil que ya tiene unos años y consume agua en su radiador, el anticongelante es obligatorio, incluso si tenemos el coche aparcado en el garaje. Además, si utilizamos un concentrado de líquido refrigerante, hay que tener cuidado de respetar la proporción de agua que hay que añadir para evitar que se formen escamas por el frío.

Para casos más extremos, aquellos que conducen con diésel en regiones extremadamente frías, saben que no es raro que el combustible se “congele” bajo la acción del frío. En estos casos es necesario optar por un anticongelante diésel que añadiremos a nuestro depósito, especialmente si el vehículo pasa la noche fuera del garaje.

4. Descongelar ventanas y faros

Antes de salir a la carretera, es importante asegurarse de descongelar perfectamente las ventanas y los faros. Si no lo hacemos, la conducción puede resultar peligrosa y además nos pueden multar por no llevar estos elementos en perfectas condiciones.

Es interesante optar por un descongelador de parabrisas y cerraduras, que nos permitirá limpiar el primero y desbloquear el segundo si es necesario. Es preferible un spray en lugar de un aerosol: un spray se llena al 100 % con el producto útil, mientras que el aerosol contiene un 40 % de gas propulsor. Es importante insistir en las boquillas de los lavaparabrisas y los limpiaparabrisas.

Al acabar el día, puede ser muy beneficioso proteger las juntas de las puertas y del maletero con un lubricante de silicona para evitar que se atasquen. Si nos ocurriese este percance, no debemos tirar de la puerta tan fuerte como podamos, ya que corremos el riesgo de romper el sello de goma congelado. También evitaremos rociarlos con agua caliente que, al enfriarse, se convertirá en hielo. La clave es pulverizarlas ampliamente con un anticongelante y esperar unos minutos a que actúe para luego aplicar sistemáticamente el lubricante.

5. Pensar en fundas y protecciones

Si nuestro vehículo está aparcado fuera, es mejor cubrir al menos el parabrisas y las ventanas delanteras con una cubierta protectora que nos ahorrará la tarea de raspar el hielo por la mañana. Lo ideal es proteger el coche con una funda completa e impermeable. Podemos optar por un modelo con seguridad, reflectante y pesado, para evitar que se levante cuando haya ráfagas de viento.

Si sigues estos consejos para preparar el coche para el frío, este invierno no tendrás ninguno de los problemas que hemos comentado. Bienvenidas las bajas temperaturas.