Entre un coche de la década de los 80, con apenas electrónica a bordo, y los coches autónomos del siglo XXI, con los que se ha fantaseado durante muchos años, se esperan distintas etapas de automatización de la conducción. Algunas características ya están bien implementadas, pero a pesar de todos estos años de avances, con grandes inversiones de la industria, tanto de empresas emergentes cómo de los gigantes del automóvil, un coche autónomo totalmente operativo no está todavía al alcance del conductor medio.
En las próximas décadas, nuestras carreteras estarán compartidas entre coches tradicionales y coches autónomos y su convivencia es objeto de muchas especulaciones e incluso preocupación. Desde los más pesimistas, que consideran que será un completo caos, hasta los más optimistas, que consideran que los coches autónomos encajarán perfectamente con sus predecesores.
Conviene recordar que hay 5 niveles de automatización de la conducción que corresponden a grados de apoyo del automóvil a la conducción y es interesante revisarlos para ver dónde nos situamos y qué camino nos queda hasta llegar al coche 100 % autónomo.
- En el nivel 1 solo se gestiona uno de los aspectos, como es la aceleración y la frenada. Esto es lo que ya conocemos con el “control de crucero adaptativo”, implementado ya en muchos coches. Este sistema no solamente es capaz de mantener una velocidad programada, sino que también detecta si hay vehículos delante que circulan a menos velocidad que el nuestro y reduce la velocidad en caso necesario para recuperarla cuando desaparezca el obstáculo.
- El nivel 2 permite combinar el nivel 1 con el control lateral, es la conducción semiautónoma que se ofrece en muchos modelos actuales, que requiere que el conductor mantenga las manos en el volante y la mirada puesta en la carretera para mantener el control. El ejemplo más claro de esto es seguramente el sistema de Autopilot disponible en los modelos de Tesla, la marca de automóviles eléctricos de Elon Musk, pionera en la conducción autónoma.
- El nivel 3 permite al conductor soltar el volante, dejando la responsabilidad de la conducción al sistema de control a bordo del vehículo. Es lo que algunos fabricantes, incluido Mercedes, ofrecen en pruebas en determinados tramos de las autopistas alemanas. Además de los radares y cámaras imprescindibles desde el primer nivel, es casi obligatorio en esta etapa equiparse con lidars (radares láser) que permiten un escaneo tridimensional ultrapreciso del entorno del coche. Es una opción en los modelos de Tesla más recientes. El grupo Stellantis (Peugeot, Citroën, Fiat, Alfa Romeo, Dodge…) acaba de anunciar un importante acuerdo con la empresa tecnológica Valeo para incorporarlo a partir de 2024.
- En el nivel 4, el conductor ya no tiene que monitorear la acción del vehículo. Entramos ya a fases reales de conducción totalmente autónoma.
- El nivel 5 consistiría en una autonomía total, sin conductor siquiera.
Ahora que se han establecido los diferentes niveles de capacidad de conducción inteligente, la pregunta es ¿dónde llegaremos al final de esta década? ¿Cómo se producirá la convivencia entre coches sin ninguna inteligencia a bordo, aquellos capaces de algunas acciones de ayuda a la conducción y modelos puramente autónomos?
Nils Berkemeyer, VP responsable de desarrollo de la empresa israelí Autobrains, especialista en inteligencia artificial aplicada a la movilidad nos explica lo siguiente: “Confiamos en que la automatización de conducción de nivel 2 y 2+ por sí sola tendrá una tasa de penetración en el mercado de más del 53 % para 2030. Un estudio realizado conjuntamente por Autobrains y la consultora Roland Berger confirma esta hipótesis. Si los vehículos autónomos se imponen dentro de unos años, prácticamente no habrá más coches sin inteligencia a bordo. Podemos suponer que el tráfico mixto no será un desafío tan grande como las simulaciones actuales nos hacen creer”.
Parece, entonces, que el futuro es mucho más predecible y seguro de lo que muchos podrían pensar en lo que concierne la convivencia entre coche autónomo y tradicional, ya que será algo más bien progresivo, permitiendo así que ambos grupos se acostumbren paulatinamente a la presencia del otro.