En principio, porque el seguro de coche es obligatorio para todo propietario de un coche contratar y mantener en vigor una póliza que cubra, al menos, la responsabilidad civil del conductor que se derive de los daños, tanto personales como materiales, ocasionados a terceras personas como consecuencia de un hecho de la circulación.

Porque si tu coche es nuevo el seguro obligatorio te parecerá insuficiente. Lo más normal sería asegurarlo a todo riesgo que incluye la cobertura de daños propios, de forma que quedarán cubiertos los daños ocurridos al propio vehículo por otras posibles causas, como actos vandálicos, daños causados al vehículo por nosotros mismos o cuando no hay un culpable o responsable identificado.

Porque la mayoría de compañías incluye la garantía de asistencia en viaje, incluso en la modalidad a terceros, muy útil porque nos suele sacar de grandes apuros. Te dará cobertura tanto si el accidente comporta la avería total del vehículo remolcándolo hasta un taller, como si se produce cualquier incidente: pinchazo, batería, extravío de llaves, falta de combustible…, prestándote la solución pertinente.

Porque contarás con protección jurídica cuando sea necesario, pues cubre los gastos de un juicio en el caso de reclamar o defenderse de los daños que se hayan producido como consecuencia de un accidente de circulación, que pueden ser muchos: costas, procurador, abogado…

Porque es la solución más sencilla, práctica e incluso económica.

Criterios para elegir un seguro de coche a todo riesgo

La cobertura que caracteriza a este seguro es la de daños propios que pueda sufrir el vehículo, por tanto el criterio idóneo será elegir el que  garantiza el mejor valor de sustitución en caso de siniestro total.

Un buen seguro sería el que durante los dos primeros años de vida del vehículo abona el valor de nuevo, el tercero  el valor venal mejorado, y de ahí en adelante, el valor venal.

  • Valor de nuevo: es lo que cuesta el mismo vehículo nuevo, incluidos los impuestos.
  • Valor venal mejorado: éste dependerá de cada compañía, en algunas es el valor venal más un 30%, en otras más el 50% de la diferencia entre este valor y el de nuevo.
  • Valor venal: El valor venal es el valor del coche de mercado en el momento del siniestro.

Otro aspecto a valorar es la franquicia. La diferencia entre ambas modalidades (seguro a todo riesgo  con franquicia y sin franquicia) se encuentra en el precio a pagar por el asegurado y el importe que está dispuesto a abonar en caso de necesitar reparación. Si el asegurado contrata una franquicia de 200€, por ejemplo, significa que pacta con la compañía que en caso de accidente, pagará los primeros 200€ que cueste la reparación. A cambio, la prima será inferior al todo riesgo sin franquicia. El equilibrio entre prima inferior y franquicia es una elección personal de cada asegurado dentro de las diferentes ofertas que presentan las compañías.